Cupido Degollado, la nieta del General y mi Tía Proserpina

El 23 de Setiembre, dia de la primavera del año 2007 Katherine Casas-Cordero de 26 años fue

degollada por su marido, en la casa que ambos compartían en mejores tiempos. Irónicamente él tenía orden policial de no acercarse a la víctima y ya anteriormente había sido detenido por anteriores agresiones, siendo posteriormente dejado en libertad para terror de su familia. Y de los hijos de ambos que fueron encontrados por carabineros abrazados por el asesino y manchados con la sangre de su madre muerta. Para siempre. El juicio a este emblematico caso de femicidio está por llegar a su fin a pocos días de celebrarse San Valentín .

Ante esta incongruencia de la burocracia y la aplicación de la justicia viene a la mente el personaje de Jennifer López, en la película “ENOUGH” cuando el dice al oficial de policía si su esposo la vuelve a atacar a pesar de tener orden de restricción: “…y que hago si me vuelve a atacar? Le tiro el papel con la Orden…?”

De otro lado de la violencia esta el caso de la ahora famosa nieta del finado Augusto Pinochet: MARIA VERONICA PINOCHET MOLINA quien bajo la premisa “La mejor defensa es el ataque” se dedica, según informa la prensa, a agredir en todas la formas a su esposo, extendiendo su ira incluso al auto que él maneja, que ha sido rayado golpeado y todo lo que no puede hacer cuando no tiene a la mano al titular de su odio. Actualmente perdió la custodia de la hija de ambos y según testimonio del agredido, la niña de 7 años afectada por esta situación, todavía tiene que usar pañales.

Si este último caso pudiera parecer reivindicatorio, el testimonio del padre, ya le quita la risa o la gracia que alguien quisiera encontrarle. La violencia enferma a todo su entorno.

Este tema tan tristemente recurrente, me recuerda el caso de mi Tía Proserpina, célebre en la familia, cuya historia ya trascendió 2 generaciones como pauta a seguir por las mujeres de la familia que (aquí tocamos madera) pudiéramos encontrarnos en una situación similar.

La Tía Proserpina era lo que se conoce como una niña bien, en una familia bien, con una apacible vida bien.

Se casó con un caballero conocido por la familia y toda su historia se desarrolló en el orden y secuencia bien vistos en esa época: se conocieron, se ennoviaron con venia y supervisión de las familias claro está, se casaron, fueron de luna de miel y luego a vivir juntos, todo como debe ser y como ya casi no se usa.

Hasta que luego de la luna de miel e iniciando la vida conyugal el Tío Rosendo no tuvo mejor idea que establecer su autoridad y supremacía ante su candorosa esposa , que aplicándole un nutrido round de box que la dejo contra las cuerdas, o al menos eso fue lo que Tio Rosendo pensó.

La Tía Proserpina concluyo luego de examinarse los moretones, que eso de las peleas con golpes en una pareja tan bien, estaba muy, muy mal. Asi que luego de acomodarse el moño partió a la comisaría y sin mayor trámite denunció a Rosendo.

Y no valieron alegatos, ni invocación de influencias que valieran, las magulladuras del rostro de Proserpina se impusieron en la comisaría y Rosendo pasó la noche viendo la luna a rayitas y compartiendo con lo más graneado del lumpen local.

Yo diría que fue ahí mas que en la luna de miel que la Tía Proserpina se hizo mujer, cuando se hizo valer como tal, cuando defendió sus derechos y su dignidad, llevándose por delante el prejuicio de qué dirán y el bochorno que puede significar para una familia un incidente tan desagradable.

Epílogo: el tío Rosendo luego de esa noche nunca más agredió a la Tía Proserpina y murió recién hace unos años, después de sus buenas décadas junto a la tía, conformando esos matrimonios de los de antes, de los que duran a sangre y fuego, y fué la Tía Proserpina su amorosa enfermera en los momentos finales, y quien tomaba su mano rodeándolo junto a todos sus hijos cuando partió de este mundo.

“ A VECES UNA MUJER DEBE HACER LO QUE UNA MUJER TIENE QUE HACER”