+ AHORA QUE LLEGA LA CRISIS (I)

Y resulta que llegó la crisis. Se dió en Norteamérica, (cómo, hasta ahora no entiendo), está en el mundo, llegó a Chile y cómo no, entró a nuestra casa.

El año pasado empezamos a sentir los coletazos de los negocios de las automotoras de U. S. A., por ser My Dear Husband (*) profesional de la construcción, el rubro/termómetro (junto con la minería) de la economía de un país.

Así que nosotros empezamos 1 año antes con la famosa crisis que el resto de los mortales se prepara a recibir recién este año.
(Espero que en secuencia de tiempo la superemos también antes, por un asunto de justicia kármica digo yo)

Bueno y los efectos se fueron sintiendo, eliminado algunos ítems del presupuesto y cambiando de marcas en el supermercado. Esto último por ejemplo, ya para mí no es nuevo, porque desde que me mudé a otro país obligadamente tuve que aprender a cambiar de marcas así como de costumbres y en este como en otros aspectos del cambio cultural (que a fin de cuentas no es taaanto) no necesariamente hay mejor o peor, sino más bien diferente.

Decía que el recorte se fue sintiendo en los fines de semana menos “malleados” y más hogareños, menos televisivos y más conversados.
En explicarle a los Porkis (**) el valor del trabajo de papá, el valor del dinero en tanto implica trabajo y viceversa, el antivalor del desperdicio, sacando lecciones de toda esta coyuntura para nosotros, para los niños, para la familia.

Y si se trata de echarle más agua a la sopa, compartiéndola con la compañía correcta se mejora el sinsabor de cualquier problema.

En comprobar que la solidaridad existe tangiblemente, en que sí hay amigos que se hacen presente más que nunca, cada uno con su sello y estilo personal. ¿Sabrá esa amiga que con su simple saludo de sonrisa despreocupada me hacía borrar el ceño fruncido y olvidarme un rato de tanta cuenta, suma y resta? ¿Se dará cuenta esa otra amiga que se dedicó a recortar, clasificar y archivar todos los avisos y oportunidades laborales que pudo encontrar un fin de semana que yo además valoré el tiempo que me le imaginaba sentada ante una mesa haciendo ese trabajo tan minucioso casi de orfebrería tan propio de ella? La calidez de una llamada telefónica, de mi amiga con todo ese carisma sureño, comentando el día, los tiempos y dando uno que otro dato práctico muy útiles cuando las papas queman, para terminar riendo de tonteras porque así una se da cuenta que…

Viéndolo bien con esto de la crisis hemos salido más ganando que perdiendo.

Porque poniéndose a ver las cosas en perspectiva .. a fin de cuentas es sólo plata, y quiera Dios que sólo sea eso

• (*) Mi media naranja, mi marido, mi esposo
• (**) Conjunto de hijos: mi niña de 7 y mi niño de 5